Cabeza Lobera 2023, la expresión más pura del nuevo proyecto soriano de Antonio Serrano Viticultor

En el equilibrio entre la tradición vitícola de Villarrobledo y la pureza climática de Villálvaro se dibuja una forma distinta de entender el vino: una que no busca imponerse, sino expresar

Antonio Serrano ha decidido emprender un ambicioso proyecto enológico desde el contraste. Con origen en Villarrobledo, una de las zonas de mayor producción vitivinícola de España, el enólogo y viticultor ha llevado su experiencia y su inquietud técnica hasta Villálvaro, en la provincia de Soria, para levantar allí un proyecto que reivindica la autenticidad de la Ribera del Duero más extrema.

En ese tránsito de la llanura manchega al altiplano soriano, de la abundancia productiva a la contención natural, se condensa la filosofía de Antonio Serrano Viticultor, una iniciativa que encuentra en el vino Cabeza Lobera 2023 su expresión más directa.

 

Este tinto, el más “sencillo” de la gama inicial del proyecto, pero sirve para entender el alma de esta apuesta soriana: la búsqueda de pureza, el respeto absoluto al entorno y la voluntad de interpretar el paisaje más que dominarlo. Elaborado con Tempranillo (y otras variedades antiguas que se encontraban en el viñedo) y criado durante nueve meses en barrica francesa, Cabeza Lobera 2023 refleja con precisión el carácter de un territorio de suelos pobres, altitud superior a los 900 metros y clima de extremos, donde cada vendimia es una conquista.

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De inicio balsámico, con mentolados de monte. Se abre pronto a fruta madura y en sazón, negra silvestre y roja. Apuntes cítricos y de especias exóticas sutiles (jengibre, canela). Con oxígeno crece el lado más rojo (fresitas cremosas) y se define la raíz de regaliz. Ligera sensación mineral aupada por una barrica usada inteligentemente. Directo en boca, jovial, con buena acidez y nervio, fruta especiada como nota dominante, tostados muy finos y limpios. Tanino maduro pero crujiente. Con cierta longitud, estructura y buena definición

La conquista de un territorio extremo

El enclave de Villálvaro, próximo al Cañón del Río Lobos, se sitúa en una de las áreas más frías y altas de la D.O.P. Ribera del Duero. Allí, Antonio Serrano encontró hace cuatro años el escenario ideal para dar forma a un modelo de viticultura basado en la observación, el equilibrio y la mínima intervención. “No vengo a aprovecharme de esta tierra, vengo a interpretarla en su máxima expresión”, afirma Serrano. Los vinos Cabeza Lobera “son el resultado de escuchar, respetar y traducir lo que este lugar único tiene que decir”.

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Foto: WineUp.

 

Esa interpretación parte de una viticultura de precisión, sustentada en microparcelas donde predomina la variedad Tempranillo, aunque se conservan cepas antiguas de Malbec y Albillo, tal y como se plantaba antaño. El viñedo combina nuevas plantaciones (32 hectáreas en total) con un patrimonio de cepas viejas, algunas de ellas anteriores a 1920, según el registro vitícola. Este mosaico de edades y materiales genéticos constituye uno de los rasgos diferenciales del proyecto, que aspira a proteger un paisaje agrícola con enorme potencial pero escaso relevo generacional.

La decisión de ampliar su eje de trabajo desde Villarrobledo a Soria no responde a una búsqueda de exotismo, sino a una convicción técnica y climática. Serrano interpreta la Ribera soriana como “la Ribera del Duero en estado puro”, un territorio que, en el contexto del cambio climático, emerge como una alternativa de futuro gracias a su frescor natural, sus altitudes y su escasa presión vitícola.

Con Cabeza Lobera, Antonio Serrano se suma a la corriente de productores que reivindican la Ribera del Duero soriana como un espacio de autenticidad y futuro. En un contexto vitivinícola dominado por la homogeneidad y la búsqueda de mercados amplios, su proyecto se alinea con una tendencia más selectiva: menos cantidad, más identidad.

Porque, al final, como demuestra ese Cabeza Lobera 2023, el valor de un vino no está solo en lo que ofrece, sino en lo que revela del lugar del que procede.

Dos vinos, una misma filosofía

La colección Cabeza Lobera se inaugura con dos referencias que representan dos miradas complementarias sobre el mismo territorio. El que hemos podido probar, Cabeza Lobera 2023, el vino “básico”, que encarna la expresión más inmediata, jovial y frutal del proyecto. Su paso por madera es breve, como hemos visto, pensado para acompañar, no para condicionar. Y se completa con Cabeza Lobera Crianza 2022 (que no hemos podido catar), con 18 meses de crianza en barrica, muestra la madurez y complejidad que se alcanzan en las mejores parcelas. Ambos vinos comparten una producción limitada (12.000 y 6.000 botellas respectivamente).

 

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Foto: WineUp.

 

El futuro inmediato de Antonio Serrano Viticultor pasa por la construcción de una nueva bodega en Villálvaro, prevista para la primera mitad de 2026. La distribución de los vinos comenzó el 1 de octubre, con presencia en restauración de alta gama y establecimientos especializados. El objetivo no es la expansión rápida, sino consolidar una identidad reconocible basada en el rigor técnico y el respeto al terruño.

 

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